Av. Nostalgia


El conservatorio. Refugio atemporal, sin importar si hay huelga, marchas o quema de llantas. Siempre que entras es como si fuera un bucle en donde el tiempo no pasa y solo importa la música. Así me sentí después de haber sobrevivido a una huelga y a las bombas en un tumulto de gente. Casi no llegaba a mi clase de psicología. Bajas del carro en medio de las bombas y la gente, logras escapar por el Jr. Huallaga y llegas hasta el café Manhattan, a salvo. Sigues caminando y llegas hasta el conservatorio, de milagro. Entras por la puerta principal y de pronto dejas de escuchar barullo, solo un piano en el hall principal.
Eso es todo.
Estás en casa. Subes las escaleras, ya que el ascensor está descompuesto, y te encuentras al maestro Zorrilla con su bastón, en el salón 203 (el más grande del segundo piso), como si nada hubiera pasado, hablando acerca de las etapas del desarrollo y Piaget. Me siento, agitada por el susto, y logro respirar.
Octubre 2019
Créditos de la imágen a quén corresponda.