Gestar las improbabilidades


Este año ha sido el año de los imposibles, de los reencuentros inesperados, de la gracia en medio del caos, de la incertidumbre y de los SÍ que nunca pensé que diría o haría. ¿Quién iba a pensar que Dios iba a reconciliarme con todos los NO que le dije alguna vez? Algunos "NO" salieron de mi con argumentos sólidos, otros surgieron porque quizá siempre me adelanto a todo lo que podría salir mal. Estos meses, en medio de ataques de pánico y problemas de salud, descubrí en el dolor, cómo su consuelo se hace visible. Y no solo eso, sino que el dolor me llevó a replantear muchas cosas en mi vida. Y a eso, inevitablemente se le suma el sentido del humor que tiene la vida para ponerme en situaciones tan extrañas y con un timing tan curioso, pero igual de valiosas para seguir aprendiendo a caminar confiando en que Él siempre tiene la última palabra.
Todo se trata de Él y para Él.
Pd. La tortuga de portada para no olvidarme de los procesos lentos.
