Improvisando ando


La improvisación últimamente es como un espejo. Cada vez voy entendiendo un poco más de mis procesos personales a través de ella. Ha sido alucinante todo lo que Dios, en su gracia, me ha permitido aprender a través de la improvisación musical. Yo me considero una persona muy tímida, muchas veces incapaz de expresar sus emociones, o al menos con gente que no es muy cercana a mí. Siempre me llamó la atención como los músicos podían crear en el momento. Lograr eso siempre me pareció imposible, más que nada por temor a expresar mis ideas y compartirlas con la gente. Hace un año empecé a estudiar con algunos maestros que me ayudaron a poder entender cómo funciona la improvisación y me alentaron a no temer al error, ya que es parte del aprendizaje. Poco a poco fui encontrando en el jazz y la improvisación una herramienta propia de expresión con la que me sentía cómoda y que después de años y años de búsqueda por fin pude encontrar.
Es un viaje de autodescubrimiento constante y crecimiento personal.
Gracias a todo esto creo que he aprendido a lidiar con el perfeccionismo, y simplemente empezar a crear de forma fluida y sin tantos prejuicios, siendo capaz de enfrentarme a la hoja en blanco de una forma más llevadera.
Es curioso como en este último año me he quejado tanto por no seguir el camino regular hacia mi sueño de terminar a tiempo la carrera, sin embargo, veo como Dios usa cada cosa para llevarte a lugares inimaginables. Quizá de haber terminado este año, nunca hubiera podido descubrir todo esto de la improvisación. Y al final, Dios puede usar cualquier herramienta, en este caso la música, para llevarte a donde Él quiere,
a su perfecta voluntad.
Pd. Gracias a las polirritmias, he descubierto que ahora las matemáticas me gustan mucho.