Los musicos no bailamos

ruelisabet

9/10/20212 min leer

DREXLER. Uno de mis cantautores favoritos. Lo vengo escuchando desde hace 10 años aproximadamente, que fue cuando terminaba la secundaria y estaba atravesando un proceso de salud algo complejo. Fue ahí que empecé con una búsqueda más intencional con relación a la música, y entre todo lo que encontré, apareció Jorge Drexler.
Debo admitir que, al inicio, su música me resultó bastante directa, en cuanto a temas que no estaba muy acostumbrada a escuchar y no empaticé mucho con su obra, así que lo que hice fue dejar de escucharlo. No fue amor a primer oído, como me ocurrió con otros artistas.
Lo dejé por un par de meses, luego cuando volví a buscarlo, simplemente me enamoré de su lírica y musicalidad. Y es que así ocurre muchas veces, no solo con los artistas, sino también con la gente.
Por ese entonces, escuchaba “ECO”, uno de sus discos y entre ellos había una canción que se llamaba “Don de fluir”. Una de las frases icónicas de esa canción: “Los músicos no bailamos, ya habrás oído decir”. No podía dejar de sentirme identificada con esa frase, a pesar de que es una canción bastante alejada de mi realidad.
Es increíble como algunas afirmaciones que defendíamos con tanta seguridad, ahora ya no están más. El Drexler que no bailaba, simplemente ya no está.
Se esfumó. Prueba de esto es su disco “Bailar en la cueva”, o la última canción que sacó “La Guerrilla de la Concordia”.
Y sé que muchos podrán decir: “Solo cambió para hacer su música más accesible, o para vender más”
Y a pesar de que eso puede ser una posibilidad, realmente se siente genuino cuando un artista toma caminos diferentes y prueba cosas nuevas partiendo desde la autenticidad.
Más allá de la evidente evolución de Jorge Drexler, reflexionaba en qué tanto he cambiado yo desde aquella vez que lo escuché por primera vez.
Recuerdo que hubo una temporada en que todos los jueves iba a cenar a un restaurante y pedía siempre el mismo plato.
No importa lo que pasara, siempre pedía el mismo plato, y a través de esas pequeñas cosas, me di cuenta de que le temía al cambio. Creo que ahora he aprendido a ser un poco más flexible, no solo en lo musical, sino también en la vida misma.
Es alucinante todos los cambios que ha traído este encierro: Y yo que siempre me he considerado alguien de invierno, ahora cuento los días para que llegue el verano; he terminado escuchando desde música urbana hasta canciones de humor absurdo (algo completamente nuevo para mí, a pesar de que siempre me han fascinado las canciones raras, pero no en esos géneros); de pronto podía pasar horas charlando con gente en zoom (lo cual nunca creí posible).
En fin, que me pasé haciendo cosas que normalmente no haría y por un momento pensé que me había vuelto extrovertida.

Y como dice una canción: "Si quieres que algo muera, déjalo quieto".